Biografía de Padma Sambhava

Biografía de Padma Sambhava

" En este sitio se describe la biografía del Buda Padma Sambhava
en un idioma sencillo y entendible para todo aquel que esté interesado en conocerlo.
Dentro de su vida, encontramos claves espirituales muy
importantes para poder asimilar sus enseñanzas.
Padma Sambhava es nuestro Guru Interno.
De su mano vamos subiendo por la espiral ascendente.
A él le debemos nuestro crecimiento espiritual.
Gracias por visitar este sitio. Namaskar "

viernes, 24 de enero de 2014

La practica del Dzogchen en la vida cotidiana

Dilgo Khyentse Rinpoche


La práctica cotidiana del dzogchen consiste en cultivar simplemente una plena aceptación carente de preocupación y una apertura sin límite ante todas las circunstancias. Debemos comprender que la apertura es el campo de juego de las emociones y relacionarnos con nuestro prójimo sin artificialidad, manipulación ni estrategias.
Tenemos que experimentarlo todo completamente, sin tratar de escondernos dentro de nosotros mismos como la marmota que se oculta en su madriguera. Esta práctica libera una energía tremenda que, por lo general, se ve constreñida porque intentamos mantener puntos de referencia fijos. Los puntos de referencia son el proceso que utilizamos para alejarnos de la experiencia directa de la vida cotidiana.
Al principio, el intento de permanecer presentes en el momento puede provocar cierto temor. Pero, si damos la bienvenida a la sensación de temor con plena apertura, atravesaremos ese obstáculo creado por nuestras pautas emocionales habituales.
Cuando llevamos a cabo la práctica de descubrimiento del espacio, debemos experimentar un sentimiento de plena apertura hacia todo el universo. Tenemos que abrirnos con absoluta simplicidad y desnudez mental. Ésta es la poderosa aunque ordinaria práctica de dejar caer nuestra máscara de autoprotección.
En la meditación, no tenemos que establecer división alguna entre la percepción y el campo de percepción. No debemos parecernos al gato que acecha a un ratón. Debemos comprender que el objetivo de la meditación no es sumergirnos “profundamente” en nuestro interior ni retirarnos del mundo. La práctica es libre, carente de conceptos, sin introspección ni concentración.
El vasto espacio sin origen de la luminosa sabiduría espontánea es la base del ser y el principio y el final de la confusión. La presencia de la sabiduría en el estado primordial carece de predilección por la iluminación o la no-iluminación. La base del ser —también conocida como la mente pura original— es la fuente de la que emergen todos los fenómenos. También recibe el nombre de la Gran Madre, ya que es la matriz potencial donde todas las cosas aparecen y se disuelven en su perfección natural y espontaneidad absoluta.
Todos los fenómenos son completamente claros y lúcidos. El universo es apertura sin obstrucción. Todas las cosas están interpenetradas.
Para ver todas las cosas en su desnudez, con claridad y sin oscurecimientos, no hay nada que alcanzar o realizar. La naturaleza de los fenómenos aparece naturalmente y se halla espontáneamente presente en la conciencia que trasciende el tiempo. Todo es naturalmente perfecto tal como es. Todos los fenómenos emergen, de manera única, como parte de una pauta en continua transformación. Esa pauta vibra plena de sentido y significado a cada instante, pero no podemos apegarnos a su significado más allá del momento en que se presenta.
Ésta es la danza de los cinco elementos donde la materia es un símbolo de la energía, la energía un símbolo de la vacuidad y nosotros mismos un símbolo de nuestra propia iluminación. Sin necesidad de esfuerzo ni de práctica en absoluto, la liberación o la iluminación está ya con nosotros.
La práctica del dzogchen es la misma vida cotidiana. Puesto que no existe un estado inferior, no hay necesidad alguna de comportarse de un modo especial o ni de alcanzar nada por encima o más allá de lo que ya somos realmente. No debemos cultivar ningún sentimiento de esfuerzo por lograr alguna “meta extraordinaria” o un estado “superior”.
Esforzarse por alcanzar ese estado es una neurosis que sólo nos condiciona más y obstruye el libre flujo de la mente. También debemos evitar pensar en nosotros mismos como personas carentes de valor, puesto que nuestra verdadera naturaleza es naturalmente libre y no condicionada. Estamos intrínsecamente iluminados y, en consecuencia, no carecemos de nada.
Cuando abordamos la práctica de la meditación, tenemos que hacerlo de manera tan natural como comer, respirar o defecar. No tenemos que convertirla en un acontecimiento especial o formal, lleno de seriedad y solemnidad. Debemos comprender que la meditación está más allá del esfuerzo, la práctica, los objetivos, las metas y la dualidad entre liberación y no-liberación. Nuestra meditación siempre es perfecta. No hay necesidad alguna de corregir nada. Puesto que todo lo que surge es el juego de mente, no existe la meditación incorrecta, ni necesidad alguna de juzgar los pensamientos como buenos o malos respectivamente.
Por lo tanto, debemos sentarnos simplemente, permaneciendo sencillamente en nuestro propio lugar y en nuestra propia condición tal cual es, sin pensar que estamos “meditando”. Nuestra práctica debe carecer de esfuerzo, de tensión, de cualquier intento de control o manipulación para intentar que sea más “apacible”.
Si descubrimos que estamos alterándonos del modo antes descrito, sencillamente dejamos de meditar y descansamos y nos relajamos un rato. Luego, reanudamos nuestra meditación. Si tenemos “experiencias interesantes” durante la meditación o después de ella, debemos evitar convertirlas en algo especial. Perder el tiempo pensando en esa clase de experiencias es una mera distracción y un modo infalible de perder la naturalidad. Esas experiencias sólo son signos de la práctica y deben ser consideradas como eventos pasajeros. No debemos intentar repetirlas porque eso sólo sirve para distorsionar la espontaneidad natural de la mente.
Todos los fenómenos son atemporales y completamente nuevos o frescos, absolutamente únicos y completamente libres de los conceptos de pasado, presente y futuro.
El continuo flujo de nuevos descubrimientos, revelaciones e inspiraciones que emerge a cada momento es la manifestación de nuestra propia claridad. Debemos aprender a ver nuestra vida cotidiana como un mandala o como el ornamento luminoso de las experiencias que irradian espontáneamente de la naturaleza vacía de nuestro ser. Los elementos que forman nuestro mandala son los objetos cotidianos de nuestra experiencia moviéndose en la danza o el juego del universo. Gracias a ese simbolismo, el maestro interior revela el significado profundo y último del ser. Por lo tanto, debemos ser naturales y espontáneos, aceptándolo todo y aprendiendo de todo. Eso nos permitirá percibir el lado irónico y divertido de muchos acontecimientos que, por lo general, nos irritan.
La meditación nos permite ver a través de la ilusión del pasado, el presente y el futuro, con lo que nuestra experiencia deviene la continuidad del ahora. El pasado sólo es un recuerdo poco fiable sostenido en el presente. El futuro sólo es la proyección de nuestras concepciones presentes. El presente mismo se desvanece tan pronto como tratamos de asirlo. Entonces, ¿por qué molestarnos en tratar de dar consistencia a la ilusión?
Tenemos que liberarnos de nuestros recuerdos y de todos los prejuicios acerca de qué es la meditación. Cada instante de meditación es completamente único y pleno de potencialidad. En ese momento, no podemos juzgar nuestra meditación en términos de experiencia pasada ni de secas teorías o retóricas vacías.
La mera inmersión en la meditación en el momento presente, con todo nuestro ser, libres de dudas, aburrimiento y excitación, es la iluminación.



martes, 7 de enero de 2014

La Tierra Pura de las Dakinis

Lama Gueshe Kelsang Gyatso
 ¿Qué son la Tierra Pura externa y la Tierra Pura interna de las Dakinis?





La Tierra Pura externa está más allá del mundo de la experiencia ordinaria. Es la tierra pura de Buda Vajrayoguini y de Buda Heruka. Una tierra pura es un mundo donde no existe la verdad de los sufrimientos. No existe ningún lugar dentro del samsara donde no haya sufrimientos verdaderos, porque todo entorno en el samsara actúa como condición para experimentar infortunios. Los seres ordinarios nacen en el samsara sin elección y han de padecer miserias e insatisfacción de manera continua. No obstante, si purificamos nuestra mente, podemos purificar también nuestra experiencia del mundo y alcanzar una tierra pura libre del sufrimiento.

Hay diferentes clases de tierras puras asociadas con diferentes Budas. La Tierra Pura de las Dakinis es parecida a la de Tushita y la de Sukhavati, pero la tierra pura de Heruka y Vajrayoguini es la única en la que los seres pueden recibir enseñanzas sobre el tantra del yoga supremo y ponerlas en práctica.

Cuando, gracias a la guía de Vajrayoguini, los meditadores, aunque sean enfermizos y de edad muy avanzada, alcancen la tierra pura de Vajrayoguini, no experimentarán nunca más los sufrimientos de la vejez ni de las enfermedades. Todos los signos de su vejez desaparecerán, se transformarán en jóvenes de dieciséis años de gran belleza y vitalidad, y disfrutarán de una longevidad ilimitada. Todos los disfrutes que deseen aparecerán de forma espontánea. No volverán a renacer en el samsara, a menos que decidan hacerlo motivados por la compasión. Aquellos que alcancen esta tierra pura recibirán enseñanzas del tantra del yoga supremo directamente de Heruka, por lo que alcanzarán la iluminación en poco tiempo.

La Tierra Pura externa de las Dakinis puede entenderse también en relación con la experiencia personal del practicante. Desde este punto de vista, la Tierra Pura externa de las Dakinis se logra al completar las prácticas de la etapa de generación de Vajrayoguini. Durante nuestro adiestramiento en la meditación de la etapa de generación imaginamos nuestro cuerpo como el cuerpo puro de Buda Vajrayoguini, nuestro entorno como el mandala de esta Deidad, y el mundo como la Tierra Pura de las Dakinis. Si nos adiestramos en la práctica de la etapa de generación de manera continua, las apariencias o percepciones ordinarias e impuras de nuestra mente irán disminuyendo progresivamente hasta que, finalmente, cesarán por completo. Una vez que alcancemos una realización estable de la etapa de generación, percibiremos sólo apariencias puras y nuestro mundo se transformará en la Tierra Pura de las Dakinis. El gran Maestro Tempa Rabgye dijo que la Tierra Pura de las Dakinis no es un lugar alejado, ni hace falta que desaparezcamos de este mundo para alcanzarla.

Sólo los practicantes realizados perciben apariencias puras. Por lo general, según el sutra y el tantra, el mundo que percibimos es impuro, imperfecto e insatisfactorio porque nuestra mente es impura y está contaminada por las perturbaciones mentales y sus impresiones. En el texto Ornamento para la realización clara, el Venerable Maitreya dice que cuando las mentes de los seres sintientes se purifiquen por completo, sus entornos se convertirán en una tierra pura de Buda.

Una tierra pura sólo puede alcanzarse purificando la mente. Incluso cuando hayamos alcanzado la Tierra Pura externa de las Dakinis como resultado de haber logrado una firme realización de la etapa de generación, los demás todavía nos verán como seres ordinarios e impuros. Los seres ordinarios no son capaces de reconocer que otra persona está en una tierra pura, porque no pueden percibir la tierra pura de esta persona ni compartir sus experiencias. En cierta ocasión, alguien le preguntó a Milarepa cómo era la tierra pura en la que había alcanzado la iluminación, y éste contestó señalando a su cueva. El que le hizo la pregunta sólo podía ver una cueva fría y vacía, pero para Milarepa era una tierra pura.

Debido a que las mentes de los seres ordinarios son impuras, lo perciben todo como si fuera ordinario. Puesto que somos seres corrientes y tenemos apariencias ordinarias, somos incapaces de experimentar ni un solo objeto como si fuera completamente puro y perfecto. Incluso nos parece que las emanaciones de Buda tienen faltas. Todo lo que percibimos es impuro, potencialmente perjudicial y su naturaleza es sufrimiento. Debido a que tenemos apariencias ordinarias, nos vemos a nosotros mismos y a los demás con imperfecciones, y sometidos a condiciones tales como las enfermedades y la vejez.

Según las enseñanzas del sutra, la raíz del samsara es el aferramiento propio y las perturbaciones mentales que surgen a partir de él. No obstante, desde el punto de vista de las enseñanzas del mantra secreto, la raíz del samsara son las apariencias y concepciones ordinarias. El aferramiento propio reconocido por los practicantes del sutra es sólo una concepción burda y ordinaria.

En este contexto, todo ser sintiente que no sea un Buda, y todo entorno, disfrute o cuerpo que no sea el de un Buda, es ordinario. Las percepciones de estos objetos como ordinarios son las apariencias ordinarias, y las mentes que conciben los objetos de esta forma son las concepciones ordinarias. Según las enseñanzas del mantra secreto, las apariencias ordinarias constituyen las obstrucciones a la omnisciencia, y las concepciones ordinarias, las obstrucciones a la liberación. Tanto las apariencias ordinarias como las concepciones ordinarias tienen muchos grados de sutileza.

Uno de los propósitos principales de las meditaciones de la etapa de generación es superar las apariencias y concepciones ordinarias. Podemos superar las apariencias ordinarias generando una apariencia clara de ser Vajrayoguini, y las concepciones ordinarias desarrollando el orgullo divino de ser Vajrayoguini.

Debido a nuestras apariencias y concepciones ordinarias, experimentamos el ciclo interminable de muertes, estados intermedios y renacimientos ordinarios. Hemos de romper este ciclo sin fin llamado «samsara». Mediante la práctica de las etapas de generación y de consumación podemos purificar los tres estados ordinarios de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento, y conseguir de este modo los tres cuerpos de un Buda.